Ahora que ya estamos en primavera y se acerca el verano, la depilación mediante láser de diodo es altamente recomendable para lucir una piel más bonita sin tener que estar pendiente de todas las preocupaciones del afeitado o la propia depilación recurrente. Es más, todos los especialistas en depilación coinciden en señalar que hoy por hoy el láser de diodo es una de las técnicas más utilizadas y que ofrece mejores resultados cuando queremos conseguir una depilación duradera.
Se trata de una máquina de grandísima precisión que se ha construido con pequeños diodos y semiconductores que, en funcionamiento todos a la vez, forman un haz de luz muy eficaz. El objetivo del láser de diodo es eliminar aquél vello que podemos tener en zonas que son de superficie más abrupta, a diferencia de la superficie de piel de un brazo o una pierna, que es lisa y de fácil acceso. La eficacia de esta técnica también demuestra que es recomendable para largas extensiones de piel, como pueden ser la espalda o el pecho.
El láser de diodo tiene una longitud de onda más larga que el resto de opciones que podéis encontrar en el mercado (hasta los 800nm), por lo que consigue penetrar más y mejor en aquellas zonas de piel por las que pasa. Como penetra más y mejor, el resultado también resulta más duradero. Además, como tiene un recorrido mayor, el láser de diodo está especialmente recomendado para los hombres, que suelen tener pieles más oscuras y un vello más grueso.
¿Cómo funciona?
Se trata de una técnica muy sencilla y nada invasiva. Dependiendo del tipo de láser que se vaya a aplicar, es muy probable que el especialista que realice está técnica necesite gafas de protección para los ojos. Por su parte, la persona que recibe el tratamiento simplemente necesite una crema suavizante o, incluso, anestésica, para mantener la piel hidratada tanto durante como después de la aplicación del láser de diodo. El tiempo de cada sesión tiene en cuenta varias variables, como son la extensión de la superficie a tratar, así como la densidad del vello.
La duración total del tratamiento varía entre los tres meses y un año, aunque el periodo siempre depende del tipo de tratamiento, la piel y la persona que lo realice.